GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

De los nuevos ministros del presidente Martín Vizcarra, hay dos que sin duda son los más polémicos: el titular de Transportes y Comunicaciones, Edmer Trujillo, quien meses atrás dejó el cargo en medio de serios cuestionamientos; y su colega de Cultura, Francesco Petrozzi, excongresista fujimorista y crítico de la actual gestión gubernamental, quien el jueves pasado no tuvo el menor reparo en asumir el cargo en medio de la turbulencia por el cierre del Congreso.

El ministro Trujillo dejó el sector hace cinco meses, tras el incendio de un ómnibus interprovincial en el terminal clandestino de Fiori que cobró la vida de 17 personas. Fue cuestionado también al denunciarse que existía una mafia que emitía licencias de conducir de manera irregular. Pese a esto, el presidente Vizcarra lo ha convocado. ¿No tomó en cuenta los antecedentes? ¿No había más gente dispuesta a ponerse el fajín?

Los cuestionamientos a Petrozzi no van por el lado de su gestión, sino por esa “versatilidad” que le ha permitido irse de una orilla a otra en pocos meses, sumándose así a la larga lista de políticos que cambian de camiseta y juran lealtad ante personas que hace poco eran objeto de sus propias críticas. Esta es, precisamente, una de las razones por las cuales el ciudadano peruano ve con malos ojos a la clase política en general y pide “que se vayan todos”.

Estos dos polémicos nombramientos deben hacernos recordar que el presidente Vizcarra, apenas asumió su mandato, tomó la pésima decisión de nombrar como premier a César Villanueva, quien había sido el promotor, desde el Congreso, de la vacancia de Pedro Pablo Kuczynski. Una vez que dejó el cargo, los exfuncionarios de Odebrecht lo acusaron de recibir dinero sucio cuando era gobernador de San Martín. Y eso que la pegaba de implacable contra los corruptos.

Quizá por el hecho de no tener que pedir el voto de confianza al Congreso que ha sido disuelto, el presidente Vizcarra ha optado por dos fichas que más bien, en una coyuntura como la actual, debieron ser dejadas de lado. Trujillo arrastra un pasivo que lo llevó a salir mal del cargo hace pocos meses, mientras que la designación de Petrozzi parece más bien un premio a esa clase de políticos que saltan de un lado a otro y que tanto daño han hecho al país.