Ayer empezó el retorno a clases presenciales en los colegios públicos del Perú. Después de dos años, los niños y adolescentes finalmente volverán a las aulas. Hay mucho por hacer; demasiados aprendizajes perdidos que han afectado particularmente a los sectores más vulnerables y alejados. Si bien ver niños haciendo colas por ingresar a los colegios es esperanzador, la realidad es que muchos de los colegios todavía no están listos para recibir alumnos en las aulas.
La Contraloría General de la República realizó una evaluación a más de 6 mil colegios en todo el Perú, y advirtió que 60% de las escuelas a nivel nacional no cumple con las condiciones básicas para el retorno a la presencialidad. Hablamos sobre todo de problemas de infraestructura: paredes, techos, y pisos en mal estado. Condiciones precarias. Carpetas empolvadas, pizarras rotas, ni agua ni desagüe. ¡Esa no es manera de recibir a un niño!
Cada niño y adolescente en el Perú tendría que tener un retorno a clases en el que se sienta digno de aprender. Es lo mínimo que les debemos como país después de haberlos privado de una educación presencial por dos años.
Si la Contraloría pudo desplegar un operativo masivo de fiscalización, ¿por qué el gobierno del profesor no pudo desplegar un operativo masivo de -por lo menos- limpieza?
Señor Pedro Castillo: qué vergüenza. El gobierno de un profesor menospreciando de esta manera a los niños del país. Lo mínimo que su gobierno tendría que haber asegurado es un retorno a clases decente para todos los niños del Perú. No venga después a hablar de desigualdad cuando el mayor culpable -en estos momentos- es usted.
Si lo que buscamos lograr es la igualdad de oportunidades, se tiene que empezar a tomar en serio la educación. Y no solo la de algunos niños. La de absolutamente todos.
El año escolar empieza mal.