Nadie medianamente informado de lo que sucede en el Perú y de quién es quién en este país, puede hacerse ahora el sorprendido con la condena de prisión efectiva que le ha caído al “camarada” Vladimir Cerrón por actos de corrupción cometidos mientras era gobernador regional de Junín y se dedicaba a esquilmar las alicaídas arcas de esa jurisdicción plagada de pobreza y donde hace falta de todo, desde hospitales y postas, hasta pistas, puentes y mejores colegios.

Todos sabíamos muy bien quién era este sujeto desde hacía mucho tiempo, pues ya había sido sentenciado por otras corruptelas cometidas en una obra de agua potable y alcantarillado en La Oroya. Fue precisamente por esta condena consentida que no pudo postular a la Presidencia o a algunas de las vicepresidencias en 2021. Esta fue la razón por la que lanzó a Pedro Castillo, aunque jamás creyó que un sujeto con esas limitaciones y semejantes nexos con terroristas reciclados del Movadef, iba a ser elegido.

Pero los malos antecedentes de este ahora doblemente condenado por saqueador de arcas públicas no estaban solo en su prontuario, sino también en el ideario de Perú Libre, que busca acabar con las democracias, las libertades y el modelo económico para tirarnos a los brazos del comunismo ladrón y asesino como el que impera en Venezuela, Cuba y Nicaragua. Aún así votaron por su candidato presidencial y por varios de sus aspirantes al Congreso.

Hoy Cerrón está con orden de prisión al igual que su “criatura”, la que sacó de un sindicato de profesores de dudosas capacidades y radicales para desgraciar al país: Pedro Castillo. Estas dos “joyas” de la política peruana que se dedicaron a robar en nombre de los pobres del Perú, merecen el rechazo y la repulsa de todos, especialmente de quienes creyeron que estos sujetos de uñas largas iban a atender sus necesidades básicas postergadas por muchos años a través de diferentes gobiernos.

Mirando en manos de quiénes hemos estado desde 2021, quizá nos lleve a ser más responsables al momento de elegir en las próximas oportunidades, No podemos estar regalando el país a quienes desde antes de las elecciones ya venían con un sello de “producto peligroso” en medio de la frente. Se sabia muy bien quiénes eran estos, pero aún así les dieron poder. ¿Qué nos pasa? ¿O alguien a estas alturas nos va a venir a decir que fue sorprendido? ¡Por favor!