Han fallecido más de 180 policías, médicos, profesores, periodistas, funcionarios y empleados públicos, autoridades ediles, comerciantes, amas de casa, abuelos, niños, jóvenes, enfermeras, bomberos, municipales, mineros, agricultores, pescadores, empresarios, esposos y la lista sigue sin parar, superando los 8 mil muertos y que fueron arrancados, de nuestro entorno, por la Covid 19, pudiendo alcanzar escalofriantes cifras de dolor en las siguientes horas. Sin duda, muchos sueños perdidos por tan inesperada irrupción en sus vidas y que pudo evitarse.

La semana que pasó fue un duro golpe para todos y lo que se advertía, semanas atrás, Arequipa entró en su peor momento por el avance sin control de esta pandemia, con hospitales abarrotados de pacientes que no solo luchan por sus vidas, sino por una cama donde se recuperen o esperen su extinción. Dura pero triste realidad.

El hospital Honorio Delgado, Essalud y centros donde acondicionaron salas y carpas presentan imágenes que pudieron evitarse, si exautoridades y las actuales hubieran cumplido lo que pregonaron en campañas para acceder a cargos que solo usaron para servirse y engañar.

En columna del 20 de enero “hospitales y la farsa de siempre”, explicaba el problema de la salud en la región, donde el sector fue el caballito de batalla de políticos, quienes se presentaban como los salvadores, sin embargo, el tiempo demostró que eran marionetas de barro llenas de promesas y que el tiempo las borró por incumplir promesas, en especial tener nosocomios modernos e implementados con equipos y personal necesario, pese a tener presupuestos aprobados.

Arequipa necesita reactivar su economía y, requiere hacerlo con protocolos adecuados, de lo contrario lamentaremos más decesos por tanta negligencia cometida en los últimos tiempos.