En el fútbol se le llama outside a la posición adelantada que evidencia un ataque con ventaja de uno o más hombres contra la defensa del rival de turno. Lo mismo ha ocurrido con la oposición política del país, que incluye a diversas bancadas del Congreso y algunos medios de comunicación, tras el desastroso gabinete Valer: han dejado ver los colmillos pidiendo una vacancia presidencial.

Creyendo que Pedro Castillo iba a renunciar a la presidencia vino el cargamontón mediático, impulsado por la ingenuidad o la insolencia de algunos parlamentarios que imaginaban al jefe de estado dando un paso al costado. Tal vez pensaron que el mandatario era una especie de PPK provinciano y podrían amedrentarlo. Sin embargo, se equivocaron porque, sin ser pitoniso y revisando los antecedentes, era evidente que se quedaría en el puesto.

Entonces, se pusieron en evidencia los planes de vacancia presidencial. Por un lado estaban los congresistas y los líderes de fuerzas políticas empujando el carro del desalojo; por el otro, una avalancha de opiniones de constitucionalistas, periodistas y editorialistas exigiendo que Castillo y su sucesora Boluarte se larguen. Querían a María del Carmen Alva, la presidenta del Legislativo, como una versión femenina de Sagasti, con las disculpas del caso.

De manera errática, lo que hasta ahora han logrado estos aspirantes a vacadores es ponerse al descubierto, quedarse en outside, recibiendo el rechazo de un sector de la población por actuar con ventaja, a espaldas del país. Y el término vacancia se ha visto tan manoseado que ya no es serio acordar un proceso exprés como la salida de Castillo y compañía. ¿Qué harán ahora que parece frustrado el plan?