El actor Carlos Alcántara es, qué duda cabe, la estrella de Tondero. Es lógico entonces que tras las exitosas -y localistas- "¡Asu mare!" y su secuela la empresa haya decidido abrirse al mercado internacional con una coproducción, en busca no solo de buenos dividendos, sino de internacionalizar a "Cachín".

Así, la asociación de Tondero y la compañía chilena Bamboosa ha dado como resultado la comedia "Lusers", primer largometraje del mapochino Ticoy Rodríguez, que lamentablemente no logra superar ni por asomo el discreto nivel de las dos cintas nacionales que encumbraron al ex Pataclaun.

La idea de juntar a un peruano (Alcántara), un argentino (Pablo Granados) y un chileno (Felipe Izquierdo) en una aventura de camaradería con amplias dosis de humor no estaba mal sobre el papel (que suele aguantarlo todo). Sin embargo, el elemental guión del argentino Fernando Castets -resulta increíble que sea el mismo coautor del libreto de la aclamada "El hijo de la novia" (2001)- contribuye con creces a la mala fortuna de la cinta.

La primera media hora se sostiene principalmente por el aporte en solitario de cada protagonista en su medio ambiente. Izquierdo ha ganado dos entradas para ver la final del Mundial de Brasil 2014 en el Maracaná de Río de Janeiro. Granados es un taxista que se queda sin empleo. Y Alcántara, el menos convincente de los tres, encarna a un poco verosimil mujeriego que huye de la organización para la que trabaja ante la sospecha de su jefa de que ha robado una cuantiosa cantidad de dinero.

ALARMANTE PRECARIEDAD. Nada parece unir a ninguno, pero el argentino y el chileno coincidirán en Buenos Aires, y en la ruta hacia tierra brasileña se toparán abruptamente con el peruano, a quien un sicario de caricatura (un penoso Cristián de la Fuente) le sigue los pasos. La secuencia en la que cantan un popular tema de Eros Ramazzotti durante el trayecto no está mal, pero tras el súbito accidente que sufren la poca gracia conseguida se diluye rápida e inexorablemente.

Lo que ocurre luego en la selva amazónica es realmente vergonzoso. Las situaciones cómicas son de una alarmante precariedad, los peores estereotipos y un exotismo de pacotilla se imponen (una lástima por la charapa Claudia Portocarrero en un papelito tan indigente). Incluso, la secuencia del río Amazonas a bordo de un barco brasileño -chistosamente poblado en su mayoría por actores peruanos hablando en portuñol- está muy mal rematada. Todo el humor luce acumulativo, como una sucesión de rutinas cómicas mal armadas, pegadas con babas. No hay ritmo, ni mucho menos 'timing'.

En suma, un producto olvidable en el que apenas puede rescatarse el discreto desempeño del argentino Granados y el chileno Izquierdo, ambos salidos de la televisión al igual que Alcántara. No podemos decir lo mismo del consagrado protagonista nacional, muy deslucido, opaco y sin gracia, como si le hubiera costado más de la cuenta -o de puro aburrimiento- integrarse al grupo.

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