Está claro que Nicolás Maduro desconocía la profundidad de las bondades de las redes sociales en las tareas comunicativas el día de hoy.

Esta falta de conexión, tan vital en la actualidad, debe ser conocida y utilizada con familiaridad por todos, y en el caso de un jefe de Estado, por supuesto que mucho más. Para Maduro, que acaba de anunciar con bombos y platillos que ha comenzado a comunicarse a través del Facebook, resulta que este instrumento le parece una novedad cuando ya es una red social bastante globalizada.

Una reflexión extensiva nos dice cuán desconectado se ha encontrado el presidente de los venezolanos.

Lo más grave es que pone al descubierto la carencia de recursos de tecnología informática en la clase gobernante del país llanero. Con razón en oportunidad de mi reciente viaje a Caracas, como observador de las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015, me percaté de la ausencia de procedimientos informáticos rápidos y efectivos en la administración pública que visité a vuelo de pájaro, donde todavía prevalece una tramitología tan artesanal que nos recuerda a las primeras décadas del siglo XX.

Le hará bien al presidente chavista vincularse a las redes sociales porque los venezolanos que votaron últimamente por el cambio en el modelo político y económico del país, mayoritariamente lo han castigado pues consultando las redes se han percatado de las enormes ventajas que le lleva el mundo a Venezuela debido a un régimen con un modelo obsoleto, lo ha llevado a una situación de postración perjudicando las aspiraciones principalmente de los jóvenes que son la inmensa mayoría de venezolanos. Maduro recién se ha incorporado al siglo XXI.