Están poniendo al Perú en la cuerda floja, apostando al suspenso de un malabarista ciego. Irresponsabilidad inaceptable, en medio del deterioro de nuestra economía, pasando de estable a negativa - según Fitch Ratings - con una disminución sostenida de las inversiones, pérdida de empleo, incremento de la pobreza, desborde de la inseguridad, protestas sociales exacerbadas en distintos lugares del país; aspectos todos gatillados por la pandemia. Aun así, se les ocurre maltratar a la Policía Nacional.

Según The Economist, nuestro país tendrá vacunas el 2022 y no en el 2021. Este no es un dato a soslayar, como lo ha hecho buena parte de la maquinaria mediática del país, lo cual es tan condenable como los desastrosos resultados de la gestión del vacado Vizcarra, respecto del manejo de la pandemia en general y a la obtención de la vacuna, en particular

Vizcarra mintió.  Había anunciado al país, que tendríamos la vacuna a fines del presente año. El actual mandatario hace dos semanas sostenía que tendríamos la vacuna antes de las elecciones del próximo año; luego, la presidenta del Consejo de Ministros, afirmó que la vacuna contra el COVID-19 llegará al Perú en la primera mitad del próximo año, contradiciendo lo expresado por el presidente.

En junio de 2020, se creó el Grupo de Trabajo Multisectorial, cuyo objeto era gestionar y buscar el financiamiento para la adquisición de la vacuna contra el COVID-19.  Dicho grupo estaba integrado por el ministro y el viceministro de Salud, entre otros funcionarios. A la luz de los resultados, fracasaron. Lo de la vacuna para el Perú, no tiene ninguna justificación, excepto la intención de no contar con ella, hecho por el cual los responsables tendrán que responder ante la ley.

La ausencia de vacuna significa muerte y mantener a nuestro país en zozobra, con todas las consecuencias que la pandemia trae. Ello no se puede ocultar. La permisividad mediática y genocida, dañan al país. La protesta y la rebeldía empiezan por causas justas y esta lo es.

Nos mintieron y no tenemos vacuna, condenándonos a la miseria.