El pesimismo de la población por el futuro del Perú es evidente. Una última encuesta de Activa a nivel nacional da cuenta que el 90% de los peruanos considera que el país está en retroceso o estancado política, económica y socialmente. Además, el 73% estima que la situación no mejorará el próximo año. El panorama es muy complejo para la gente. Y no solo para los sectores más vulnerables sino para todos los estratos sociales. Por ejemplo, en el mismo sondeo el 54% del segmento A sostiene que llega con las justas a fin de mes. La crisis es transversal.
Por supuesto, el Gobierno abona cada día para que la incertidumbre y la inestabilidad asolen el país. Hace poco el presidente habló que en su próximo mensaje por Fiestas Patrias habrá sorpresas. Más que promesa, eso huele a amenaza. De manera que esto es un indicador muy importante de lo que puede venir.
Está claro que en esas condiciones será difícil que los inversionistas apuesten por el Perú. Por lo tanto, el futuro será sombrío bajo la conducción de un presidente inadecuado y vinculado a presuntos actos de corrupción. Esta involución nos debe llevar a otro tipo de reflexión y acción. No es posible que el Congreso y la clase política sigan peleando por sus privilegios, dando una apariencia principista y reivindicadora. Es hora de salir a pelear por lo que realmente vale: defender los intereses de los peruanos, que en su mayoría pide terminar con el desgobierno de Castillo.