Para los peruanos que el martes último escuchamos al recluso Pedro Castillo hablando frente a una cámara durante la audiencia virtual a la que acudió para tratar de revertir la prisión preventiva dictada en su contra, puede parecer indignante, ridículo y también gracioso ver a este impresentable promocionándose como “prisionero político” y tratando de quitarle importancia al grave delito que cometió al anunciar desde Palacio de Gobierno el cierre del Congreso y la captura integral del sistema de justicia.

Solo los excesivamente ideologizados y ciertos fanáticos, pueden ver al profesor Castillo como “un paladín de la democracia que se alzó de la mano de su pueblo para que haya igualdad y justicia”, cuando en verdad este sujeto es un vil golpista, además de un inepto que estuvo al frente, según la Fiscalía de la Nación, de una banda de paisanos, parientes y amigos dedicados a saquear al Estado desde adentro, que se organizaron incluso desde antes de su llegada al poder.

Castillo también ha tratado de dar pena al afirmar que fue secuestrado y amenazado con armas por los policías a cargo de su escolta que finalmente fueron sus captores, ante el delito flagrante que había cometido frente a los ojos del Perú y el mundo. Lo que hubo fue un procedimiento común contra un sujeto al que nadie obligó a meter a su familia en sus delitos. ¿O es que acaso pretendía que su pequeña sea un escudo humano a fin de no acabar tras las rejas?

Queda claro que Castillo no habla para los peruanos, pues para nosotros el sujeto es casi un meme, salvo para determinados personajes. Lo hace para el exterior, para los que aún creen en la indignante defensa que le hacen presidentes como el mexicano Andrés Manuel López Obrador o el colombiano Gustavo Petro, y para los medios de prensa extranjeros que en los últimos meses se han dedicado a desinformar, al extremo de mostrar al nuevo recluso de Barbadillo como … ¡víctima de un golpe de Estado! El mundo al revés.

El Estado peruano tiene que estar listo para hacer frente a la defensa “jurídica” y mediática que se ha montado en favor del Castillo. El pobre hombre sabe que acá no va a lograr nada, pues el Ministerio Público y el Poder Judicial parecen tenerla muy clara. Por eso, su lucha va a estar afuera con el apoyo de las izquierdas que han ido ganando espacio a pesar del desastre garantizado que implica su cercanía al poder. Los golpistas y corruptos, no pueden pasar.

Castillo también ha tratado de dar pena al afirmar que fue secuestrado por los policías a cargo de su escolta





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