El error del maestro de ceremonias al anunciar en La Vegas el título de Miss Universo para la colombiana Ariadna Gutiérrez, cuando en realidad correspondía a la filipina Pía Wurtzbach, no genera derecho, pero bien que puede ser objeto de una indemnización por el daño moral producido. Voy a explicarlo. Cuando el presentador Steve Harvey dio aviso al mundo de que la representante de Colombia había sido elegida por el jurado como la nueva reina de belleza del planeta, Ariadna en ese instante fue ungida con la corona y se le entregó un hermoso ramo de flores; además, fue ovacionada por cerca de tres minutos y hasta recibió en ese momento el saludo del presidente Juan Manuel Santos, es decir, el acto fue legitimado por una secuencia de conductas incuestionables. Es verdad que la colombiana no podría impulsar ninguna causa para que se le respete su proclamación como miss universo porque el error nunca genera derecho, es decir, su derecho a ser reina, pero sí queda intacta su acción para ser resarcida. Sus ilusiones y sueños que en esos momentos entraron en éxtasis fueron interrumpidos súbitamente por la corrección de Harvey. Por el tamaño de la afectación, Ariadna podría recibir una suma tan cuantiosa que podría dejar en la quiebra a los organizadores del certamen y, además, sería por partida doble, pues contra el propio Harvey también podría caer la fuerza del derecho por más disculpas que haya expresado. El daño moral localizado por el tamaño de la afectación real y cierta que todos hemos visto en vivo y en directo por la televisión impacta de modo relevante en el bien jurídico tutelado que el derecho siempre debe proteger.