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PPK traicionó a sus electores, según varios de ellos. Creen que el indulto a Fujimori es una ofensa. Tienen derecho a expresarlo. Esos electores, que no son todos, lo salvaron de la vacancia. Buen trabajo, pero los votos no alcanzaron.

Entonces PPK, experto en puertas giratorias, hizo lo que sabe hacer: salvarse vía un acuerdo con Kenji y Alberto. ¿Qué pidieron a cambio? Lo que PPK usó como una carta desde el inicio de su Presidencia: el indulto. Ya se aclararán los trámites, irregulares o no, que trajeron esta gracia presidencial. Pero es una atribución única de PPK, según la ley.

Razonemos en frío, sin quitar y poner más de lo que dice la historia reciente. Fujimori sale de prisión a la mitad de su condena. Tenía una de 25 años, pero fue indultado con 12 años y pico de carcelería. A la mitad, digamos. Lo judicial y lo político se cruzan con Fujimori. Mitad y mitad. Hay peruanos que aún lo buscan en la cartilla electoral y, al no encontrarlo, votan por la hija y eligen al hijo de congresista. La otra mitad ofendida, a la que pertenezco con varios reparos, habrá de enfurecerse; pero no pedir la vacancia de PPK por el indulto. Eso es un golpe y un demócrata no acepta eso.

PPK, por primera vez, toma una decisión firme y todos los congresistas que fueron con él debieron apoyarlo. No fue así. Y hay que separar la paja del trigo de ofendidos. Hay varios que, cuando Fujimori era el autócrata que combatimos en los 90, no los vi en la calle, sino bien felices con el chino. Odiar y jugar a ser virgen está bien para los amigos, pero no para el futuro. No podemos seguir divididos.