El sector turismo peruano recibió dos anuncios en los últimos días. El Mincetur formalizó el proceso de actualización de la Política Nacional en Turismo, con la creación de un grupo de trabajo multisectorial que cuenta con la participación de diversos ministerios y organismos públicos. Y, en 2025, se llevará a cabo en nuestro país la 70° Reunión de la Comisión Regional para las Américas (CAM) de la Organización Mundial del Turismo. Estos deberían ser tomados como una motivación para trabajar por la imagen país y reactivar el sector. Un sector que aún no se recupera de los efectos negativos de la pandemia de la Covid-19 y las protestas sociales desmedidas de años posteriores. En 2019, el sector representó un 3.9% del PBI peruano. Hoy, apenas se acerca al 2.5%. En 2023, el número de turistas internacionales que llegaron al país solo se recuperó un 57.7% del nivel de 2019. Las divisas por turismo receptivo, un 75.4%. La llegada de visitantes a los diversos atractivos turísticos con que cuenta el país, un 71.8%. Aún estamos lejos. Accesos al aeropuerto Jorge Chávez; venta digital de entradas a Machu Pichu y aumento de aforo dinámico; concesión del tercer grupo de aeropuertos regionales; avances de obras del aeropuerto de Chinchero; modernización de Corpac; concesión del Centro de Convenciones de Lima; seguridad; son solo algunos asuntos pendientes que impulsarían la recuperación del sector. En el caso particular de Piura, llama la atención un grupo de obras sin avance o avance mínimo. La creación de la Alameda Turística y Recreativa del distrito de Ignacio Escudero en Sullana, viable desde enero de 2022, con un presupuesto de S/ 3.9 millones, pero con un avance del 1.2%. Mejoramiento del Malecón Turístico de la playa La Punta en Nuevo Lobitos en Talara, viable desde mayo de 2022, con un presupuesto de S/ 5.9 millones, pero con un avance nulo. El turismo genera ingresos para cientos de miles de familias. Aprovechemos los espacios y la coyuntura.

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