Múltiples reacciones se han generado por la decisión del presidente Francisco Sagasti de modernizar y fortalecer la Policía Nacional del Perú (PNP). La mayoría son positivas, ya que el objetivo es encontrar el rumbo deseado para hacerla más eficiente y restablecer la confianza del ciudadano.
Está claro que en nuestro país hay mucho individualismo a la hora de encarar un desafío y debido a ello se destruyen potencialidades. Por eso es importante que se trabaje en equipo para lograr el cometido de reformar la PNP, por supuesto, valorando el esfuerzo de buena cantidad de efectivos. Hemos sido testigo del noble de la importante labor que realizan miles de agentes en todo el país y eso tiene que ser valorado por los peruanos.
Que quede en claro que el enemigo es la delincuencia y no el policía, así como el problema medular no solo es el presente de esta institución, sino la incapacidad de los responsables de construir un buen plan para resguardar el orden interno y la seguridad ciudadana. Esperamos que así sea.
Es una buena iniciativa que entre 50 y 100 gerentes de la Autoridad del Servicio Civil (Servir) laboren en las unidades de la PNP para dejar que los policías se dediquen a lo suyo: garantizar nuestra seguridad.