En esta elección, pocos son consistentes en sus propuestas. Lo más “vendedor”: aumentar sueldo mínimo, reducir impuestos, renegociar contratos, hacer voluntario el aporte a las AFP, transferir el recurso natural al propietario del suelo, la “maldita Sunat”, apoyar aborto y unión civil.

Todos creen decir lo correcto, no lo que harán una vez en el gobierno. “Primero ganar, luego gobernar”.

Aumentar el sueldo mínimo es popular para los que lo reciben e impopular para las pequeñas empresas que deben pagarlo. Afecta a los desempleados, que no lograrán empleo, o si lo consiguen, será informal.

Renegociar los contratos en tiempos de crisis espanta la inversión. ¿Han bajado la regalía y el canon? ¿No será que ha bajado la producción por la poca demanda mundial y nuestros conflictos?

Reducir los impuestos puede ser un salto al vacío. ¿Estamos mejor ahora que redujimos renta? Con menos impuestos, arriesgamos la salud pública, la educación, la infraestructura y los programas sociales.

El aporte previsional es obligatorio mundialmente; si no, nadie aportaría, los sistemas quebrarían y los peruanos mayores no tendrían ni pensión ni seguro. Ni AFP ni ONP.

Para que el recurso natural sea del dueño del suelo, debemos cambiar al sistema anglosajón y convivirían los que ya tienen contrato ley. Un tema mayor a estudiar con serenidad.

La Sunat debe ayudar al contribuyente con simplificación tributaria y no buscarle tres pies al gato. Para ello hay que mejorarla, no “reventarla”.

El aborto y la unión civil contrastan religión y familia en un país eminentemente conservador. Los postulantes, nerviosos, dicen que están en contra, apoyándose en las encuestas, no sea que pierdan votos.

Candidatos, trabajen por un país mejor: seguridad, empleo, educación y salud. El resto, señores, déjenlo para otro momento.