La primera dama Nadine Heredia ha mostrado ayer en conferencia de prensa en su local partidario una carta que le envié el 31 de julio último como director del diario Correo, en la cual le solicitaba que, en vista de que habíamos recibido cuatro agendas con anotaciones de puño y letra que aparentemente eran suyas, necesitábamos que nos dijera si en efecto todo eso le pertenecía o no. Con la misiva iban adjuntas algunas copias del contenido de los cuadernos en mención.

Al hacer público este hecho, la esposa del presidente Ollanta Humala nos ha hecho un gran favor, pues ha mostrado al país que en Grupo Epensa y en Correo hemos cumplido con la regla básica de un buen trabajo periodístico, que consiste en preguntar formalmente al protagonista de una denuncia si lo que se afirma de él es cierto o no, o si tiene que hacer algún comentario al respecto, antes de que la publicación salga a la luz.

Eso fue precisamente lo que hicimos. Apenas recibimos las agendas de manos de la directora del programa Panorama, Rosana Cueva, consultamos a la señora Heredia si esos cuadernos con anotaciones millonarias le pertenecían. ¿Y por qué recibimos ese material producto de una brillante investigación del reportero Marco Vásquez? Porque la idea era tenerlo a la mano para darle rebote a la información apenas sea emitida, algo muy común en la prensa de cualquier parte del mundo.

La alusión de la esposa del Presidente, cosa que también agradecemos, nos permite además recordarles a los lectores nuestro editorial del 22 de agosto último, en el cual dejamos en claro que las agendas donde se mencionan varios millones de dólares no las recibimos de apristas ni de fujimoristas como parte de un pretendido complot que han inventado los ayayeros de la señora, sino del programa Panorama, que tuvo la deferencia de compartir con nosotros su investigación, con el fin ya explicado.

Quizá si la señora Heredia hubiera respondido de inmediato la carta que le envió Correo a su casa y a Palacio de Gobierno -algo que nunca hizo-, habría podido decirle al país desde un principio que esas agendas eran suyas, tal como lo ha admitido ayer, luego de más de tres meses, en lugar de pasársela dando versiones distintas que no han hecho más que dañar su situación jurídica y afectar a todo un país, que tuvo desde un inicio el derecho a conocer la verdad de los hechos.

TAGS RELACIONADOS