El Congreso hace mucho ruido, pero ninguna acción concreta. Las palabras y hasta los gritos no son reales. Parece que las lealtades entre el parlamentario principista y el político son bien distintas. Los congresistas siguen sin tomar conciencia del desgobierno y la inestabilidad en el país y mucho menos son capaces de tomar decisiones para revertir esta situación. Quizás por eso su desaprobación es más alta que la del Ejecutivo. Es necesario un compromiso efectivo para restaurar la planificación, el orden y la confianza en un Gobierno desquiciado, con fuga de capitales, incremento de precios de productos de primera necesidad, desocupación, falta de inversión, todo producto de la descomposición del Perú. Sin embargo, el Congreso mira a otro lado. Hacen falta acuerdos políticos para salir de la crisis en que nos encontramos. ¿Saben qué pasará al día siguiente que caiga el presidente Castillo? ¿Qué le ofrecen al Perú?
La excandidata Keiko Fujimori ha pedido el adelanto de elecciones generales y emplazó al Congreso para que realice ese acto de sacrificio. Es evidente que sería una salida para superar la crisis política en el Perú. Esto implica que 66 parlamentarios voten dos veces por esta opción. ¿Se impondrá el interés común al interés personal? La respuesta se dará en los próximos días.
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