Indigna que a pocas horas del inicio de la nueva cuarentena dispuesta por el gobierno para tratar de evitar más contagios y muertes, las autoridades hayan sorprendido a cientos de personas en juergas, matrimonios, bautizos, partidos de fulbito, paseos en yates y demás actividades recreativas prohibidas, todo esto mientras médicos y enfermeras exponen sus vidas tratando de salvar a quienes tienen la suerte de encontrar una cama UCI disponible.

Mientras Cuarto Poder mostraba cómo se vive el COVID dentro de una UCI y el testimonio de los que han logrado salvarse para afrontar en sus casas las secuelas de la enfermedad, en Panorama veíamos cómo era intervenido un bar-prostíbulo en San Martín de Porres. Eran casi 150 personas las que estaban en ese antro, como no hubiese una pandemia que viene cobrando más de 100 mil vidas según las cifras del Sistema Nacional Informático de Defunciones (Sinadef).

Y como si fuera poco, muchos de los intervenidos se ponen agresivos y malcriados con los militares, policías y serenos que tienen que exponer sus valiosas vidas para evitar este tipo de situaciones que son un foco de contagio. Estamos a casi un año de la llegada del coronavirus y resulta inexplicable que mucha gente aún no entienda los riegos de esta enfermedad que, sin duda, en varios casos, estarán llevando a sus hogares.

Este problema se da en todas las zonas de Lima y las diferentes regiones. Incluso hemos visto a alcaldes, regidores y congresistas en reuniones prohibidas. La vocación fiestera, violadora de las normas y hasta suicida está en distintos lados. Si esto molesta e indigna a cualquier ciudadano responsable, habría que preguntar a médicos y enfermeras qué sienten al ver a la gente en actitudes que más tarde harán que haya más contagiados.

Se entiende que la cuarentena afecte a millones de peruanos que están obligados a salir todos los días a vender lo que sea para llevar algo de plata a sus casas. La gran mayoría no tiene opción, pero los fiesteros y parranderos –y además malcriados– no tienen ninguna justificación, pese a que a la hora de la verdad igual haya que facilitarles una cama UCI o un poco de oxígeno medicinal. Es una de las grandes ironías de esta descomunal pandemia.