El Gobierno no solo ha puesto la mirada –y los dientes, según el presidente Ollanta Humala– en las regiones, sino también en las municipalidades. La detención de presidentes regionales por presuntos casos de corrupción ha generado que ahora se apunte también a los alcaldes.

Ante el mensaje del presidente Humala, quien enfatizó que la labor del Ejecutivo tiene como objetivo cuidar el uso del dinero público, el ministro de Justicia, Daniel Figallo, reveló que no solo se investiga a los gobiernos regionales sino también a las municipalidades. "Se requiere proteger a la comunidad, que debe recibir los servicios que tanto espera", agregó.

Además, el presidente del Consejo de Ministros, René Cornejo, comentó que el Gobierno trabaja para cuidar el dinero público y afinar los controles políticos en gobiernos regionales y municipalidades. "Tenemos que proceder así, más aún cuando dos tercios de las inversiones que hace el Estado ocurren a nivel de los gobiernos locales y regionales", indicó.

Es evidente que el Gobierno está diciendo lo que la gente quiere escuchar, es decir, que será intransigente ante la corrupción. Sin embargo, hay que recordarle que su tarea también consiste en no permitir que las irregularidades y escándalos de sus propios ministros, parlamentarios y autoridades pasen cerca de sus narices impunemente.

La gente quiere mano dura, pero en todos los niveles. Y ahora más que nunca, cuando ya se acercan las elecciones.