Lo que hemos visto el pasado lunes es la expresión de cómo funciona nuestra democracia en los tiempos de Humala. Pomposa reunión, donde la Primera Ministra habla media hora y luego le dice a sus invitados que ellos solo pueden hablar por cinco minutos. Uno tras otro de los que aceptaron la invitación lanzan algunas ideas para que, finalmente, la esposa del presidente y presidenta del Partido Nacionalista anuncie la desactivación de la Dini y el incremento del salario mínimo para el segundo semestre. Luego de escuchar la voz de la señora Heredia, la Premier anuncia que se ha llegado a los acuerdos de desactivar la Dini y estudiar el incremento del salario mínimo. Y nos volvemos a reunir en un mes. ¿Acuerdos? ¿En qué momento hubo un debate, una votación?

Es la idea de la democracia humalista: los escucho a todos, pero hago lo que quiero. Les hago creer que están participando, pero al final yo tomo la decisión.

Es una pena la situación a la que están llevando a nuestra democracia algunos improvisados que han decidido dedicarse a la política. Es la expresión de una sociedad mayoritariamente informal, que no respeta las reglas, que no paga sus multas, que vive simulando que cumple la ley.

Así, en la democracia humalista, los acuerdos se toman obedeciendo lo que dice la presidenta del partido, simulando que se ejerce el cargo de Premier, eliminando la responsabilidad política en tanto es una sanción relacionada con el honor, concepto desconocido en el humalismo. Y a eso se suman quienes más o menos actúan igual en sus respectivas organizaciones políticas. Nada de qué sorprendernos