Nuestro jefe de Estado declara su admiración por el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y señala que hoy Nicolás Maduro se encuentra en una lucha encarnizada entre su gobierno y una clase política que engloba a la mayoría de empresarios venezolanos.

Es complicado leer estas declaraciones en el marco de las torturas y asesinatos que vemos que se dan en Venezuela con regularidad a manos de sus fuerzas del orden. Por ello, escuchar a nuestro Presidente hacer estas apreciaciones nos lleva a pensar que probablemente él tiene una información diferente que sería bueno comparta con los peruanos.

Venezuela, país riquísimo, está quebrado por pésimas políticas públicas, clientelismo, despilfarro y corrupción. Ello, que de por sí es fundamental, porque un país quebrado le pasa la cuenta a sus ciudadanos, es casi irrelevante al lado de la violación sistemática de derechos humanos, que va desde elecciones arregladas, dirigentes presos y torturados, personas asesinadas, ataques a la libertad de prensa, cierre de medios, inseguridad ciudadana, imposibilidad de viajar libremente, entre otros.

El presidente Humala debería aclararnos por qué Maduro es incapaz de lograr consensos con el empresariado venezolano, y si ante ello su única respuesta es violar sistemáticamente los derechos humanos de los políticos venezolanos y de muchos de sus opositores.