La organización criminal existe en el sector privado y también en el Estado. Su combate demanda conocimiento y reflexión. La Contraloría General del Perú, conducida por Nelson Shack, organizó impecablemente un gran evento internacional muy significativo para la lucha contra la corrupción. Y lo hizo cuando el país no deja de asombrarse por las dimensiones del flagelo y por los nombres que van saliendo.

La Cumbre Anual Internacional por la Integridad 2019 se cumplió en el modernísimo Centro Internacional de Convenciones y trajo el poderoso mensaje de la racionalidad, la información y la tecnología avanzada para llevar adelante las políticas anticorrupción. Lejos de la cacería de brujas o de la judicialización de la política o peor aún de los excesos penales, la CAII 2019 respondió a la urgencia del análisis sobre nuevos enfoques y prácticas en la región y en el mundo, en política anticorrupción y en integridad. El afán institucional y el esfuerzo gigantesco se orientaron a asimilar las mejores experiencias y a intercambiar conocimientos entre académicos, funcionarios públicos, comunicadores y medios de comunicación, así como representantes de la sociedad organizada. Estuvo presente el conocimiento, la expertise, la experiencia y la voluntad de reconocidos maestros nacionales e internacionales. Una bocanada de aire fresco para los responsables de lograr nuevas e innovadoras estrategias en la lucha contra la corrupción y la inconducta funcional.

Shack, valiente y decidido, aterrizó en concesiones, contratos, arbitrajes, supervisiones y regulaciones, y exigió atacar la impunidad al interior de cada Estado, también los alardes de poder e influencia al servicio de una criminalidad enmascarada en honestidad y legalidad para prácticas mafiosas y delincuenciales. Lo sabemos. Hemos pagado el precio de combatirlas. Gracias, Contralor, por el evento y el debate que mejorarán la lucha contra la corrupción. La integridad y la moral no pueden ser un mito colectivo inalcanzable. No en nuestro país, por favor.

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