En la contracarátula del libro Pensando a la derecha está escrita una inapropiada presentación del autor: “Antonio Zapata, izquierdista convicto y confeso, asume el reto de pensar a las derechas tratando de ser objetivo”. Si bien la frase “convicto y confeso” es de uso común no es apropiada para referirse a un intelectual como Zapata. Convicto se dice del reo a quien legalmente se ha probado su delito aunque no lo haya confesado. Y confeso, dicho de una persona: que ha confesado su delito o culpa.

Es obvio que ser izquierdista político no es delito, aunque es un adjetivo que tiene varias interpretaciones. Desde mi punto de vista, Antonio Zapata es un socialdemócrata moderno, un socialista, un analista de la historia contemporánea. Con esta calificación del autor, he redactado una breve reseña de libro editado por Editorial Planeta Perú S.A., en febrero de 2016. En el capítulo denominado Once tesis sobre las derechas, se refiere a la primera tesis de la siguiente manera: “En nuestra historia política, el campo de las derechas ha estado formado por tres tradiciones. Por ello, el concepto principal debe entenderse en plural y suele estar tan dividido como el campo de las izquierdas. No obstante, estas últimas son particularmente denostadas por su fragmentación. Pero el electorado derechista no se hace problemas con la división de sus candidatos, observa con cierta atención la competencia entre los suyos y al final decide, basado en su posición en las encuestas”.

En relación al APRA, el autor se plantea un serio problema de calificación. Por lo que pregunta: ¿Acaso el PAP es un partido de la derecha? Luego responde: “Nuestro estudio opta en ese sentido y su puesto específico dentro de ese campo corresponde a la derecha que fue izquierda. Así se hace comprensible el zigzag que ha efectuado a lo largo de sus noventa años. Pero la aprista es una derecha sui géneris, porque su militancia se siente social demócrata, mientras su dirigencia evita todo debate ideológico”. El autor difiere de muchos pensadores comunistas, quienes durante décadas se negaron a calificar como izquierdistas a los seguidores de Haya de la Torre. El historiador Antonio Zapata aparece con fuerza debajo del título Gobiernos híbridos: “Durante su segundo gobierno, Nicolás de Piérola dio forma al Estado Oligárquico peruano, que fue denominado República Aristocrática por Jorge Basadre cuando escribió su monumental historia de la República. Con ese nombre ha permanecido, aunque últimamente muchos historiadores utilizan el término segundo civilismo. En la historiografía de otros países latinoamericanos, formaciones similares son llamadas repúblicas oligárquicas.”

En relación a Latinoamérica, el autor explica lo siguiente: “La noción usada en Latinoamérica, república oligárquica, define a regímenes políticos formalmente democráticos, pero fundados en derechos electorales restringidos, válidos solo para algunos pocos. En la mayor parte de la región, esta segregación fue por ingresos económicos, solo votaban quienes pagaban impuestos directos, dejando sin derecho al voto a las clases menesterosas que no tributaban. Solo el contribuyente era realmente ciudadano”.

Al referirse a nuestro país, Antonio Zapata explica lo siguiente: “Por su parte, en el Perú la segregación fue cultural. Desde Piérola hasta la Constituyente de 1979 solo votaban quienes sabían leer y escribir en castellano. Ello llevaba a la exclusión de las poblaciones indígenas: quechuas, aymaras y grupo étnico selváticos que constituían la gran mayoría del país. Al comienzo del siglo XX, los indígenas constituían las tres cuartas partes del país”. Al explicar su tesis nueve sobre las derechas, el autor dice: “Luego encontramos la cuestión de la corrupción. Mi experiencia en la política peruana me lleva a pensar que es un mal extendido en todas las tiendas políticas, ya que responde a una cultura política generalizada que trasciende los campos”.

Pensando a la derecha, en la derecha y en la izquierda Antonio Zapata reitera la objetividad que trata de mantener en su obra cuando concluye esta tesis con lo siguiente: “De este modo, toda la tradición de derecha registra problemas de corrupción. Para terminar, quiero repetir que conozco estos males en gobiernos izquierdistas. Como dije al comenzar este acápite, sé que es un tema transversal a todas las experiencias políticas y me he limitado a comentar las formas históricas que ha asumido en las derechas”. Recomiendo la lectura de este libro antes de la segunda vuelta a derechistas, centristas y, especialmente, a los izquierdistas políticos. Salvo mejor opinión.

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