Los ciudadanos del mundo que creen en las libertades y la democracia deben ponerse de pie y protestar desde donde estén ante el robo descarado de las elecciones realizadas el domingo en Venezuela, en que el sistema electoral manejado por la mafia chavista ha dado como ganador, como era de esperarse, a Nicolás Maduro, ese tirano impresentable que pretende quedarse en el poder por lo menos hasta el 2031.
Muy bien lo que ha hecho el Perú al retirar a nuestro embajador en Caracas, pues es inaceptable que una democracia que se respete mantenga relaciones diplomáticas plenas con una tiranía que carga sobre sus espaldas con muertos, heridos y descarados actos de corrupción, y que ahora se ha robado los resultados de unas elecciones que pudieron ser el fin de una dictadura de 25 años.
Recordemos que desde inicios de este siglo el Perú no tenía un embajador en Caracas, y que fue el comunista de Pedro Castillo el que restableció las relaciones diplomáticas plenas con Caracas, algo que jamás debió darse, pues en Venezuela no existe la democracia desde los tiempos de Hugo Chávez, fallecido en 2013.
Hoy con un gobierno ladrón de elecciones, Venezuela debe ser un paria mundial como lo son Cuba, Nicaragua, Corea del Norte, Yemén y otros apestados del mundo. Lamentablemente las consecuencias las pagarán también los ciudadanos, pero es el precio de haber permitido que el putrefacto chavismo se expanda hasta ser hoy un cáncer difícil de extirpar.