Es muy justificada la preocupación que ha generado en diferentes sectores el fallo que han dado dos jueces disponiendo el traslado de delincuentes terroristas desde la Base Naval del Callao a penales comunes, donde, como todos sabemos, no existen las condiciones necesarias para impedir que estos asesinos entren en contacto con sus cómplices en el exterior.

El reclusorio de la Base Naval del Callao se creó precisamente para que estos sujetos estén aislados del exterior y no sigan dando directivas que eran y son un riesgo para la seguridad del país, por lo que no tiene ningún sentido tener consideraciones humanitarias con esta gente, a costa de exponer a los peruanos que por años hemos sufrido por obra de estos personajes que tanto daño han hecho.

En décadas pasadas, por darles concesiones a bandas armadas y aplicar "legalismos" a favor de sus integrantes, que solían salir librados por "falta de pruebas", el terrorismo casi nos pasa por encima. Hoy, luego de la experiencia acumulada y tanta sangre derramada, ¿qué sentido tiene retirarlos de donde han estado bien seguros por 20 años y llevarlos a cárceles permisivas donde reina el relajo y la corrupción?

Si los terroristas son trasladados a penales comunes, no nos sorprendamos luego si los vemos en Facebook o enviando correos, como sucedía con Antauro Humala y otros condenados por asesinato cuando estaban recluidos en una cárcel supuestamente de máxima seguridad como Piedras Gordas. Al terrorismo no se le puede dar el menor espacio, pues a causa de esa debilidad estuvo a punto de hacer estallar este país con todos nosotros.