No hay primera (dama) sin segundo
No hay primera (dama) sin segundo

El escritor español Gonzalo Torrente Ballester señaló alguna vez que "el poder más peligroso es el del que manda pero no gobierna". Si llevamos esta hipótesis a nuestra realidad, la advertencia es clara: Humala, así como está, postergado por su esposa al segundo lugar en la escala de las personas con mayor poder en el Perú, no resulta saludable para el país, por decir lo menos.

Cada cinco años, los peruanos nos damos el trabajo de elegir a un jefe de Estado que es el que, constitucionalmente, palabras más, palabras menos, lleva las riendas del Gobierno y se enfunda el traje de primera autoridad. Sin embargo, con la llegada de Ollanta Humala y Nadine Heredia a Palacio, esta figura ha sido trastocada, sembrando el pánico en algunos sectores que no asimilan el formato de pareja presidencial.

Y es que, como indica el último estudio al respecto y todas las encuestas anteriores, él es el que efectivamente manda -por lo menos en el papel- pero quien se evidencia como la cabeza pensante, ejecutiva y decisoria, es ella, que además suma el cargo de presidenta del Partido Nacionalista Peruano y, por tanto, mandamás de la bancada de Gana Perú.

Y ambos parecen gozar de esta posición enraizada en el imaginario colectivo, porque no hacen mayor trámite para respetar las jurisdicciones establecidas.

El alegato que exhibe Humala para esta sumisión palaciega es que "es mejor gobernar el país como familia que como una sola persona", dándole en la yema del gusto a Alan García, entre otros líderes de la oposición, que ha acuñado frases como: "La ciudadanía, mayoritariamente, en efecto, no le cree ni a la Primera Dama ni al 'Primer Damo". En buena cuenta, Humala acepta su "honroso" segundo lugar.

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