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Quienes ven de lejos y no tienen la más mínima idea de cómo funciona la actividad musical en el Perú imaginan que los y las cantantes e intérpretes, y todos los relacionados a la industria local (para muchos inexistente), tienen las oportunidades al alcance de la mano y que, además, cual seres privilegiados, solo viven de la fama, el aplauso y el reconocimiento. Con eso basta y sobra para muchos. 

Pero la realidad es otra, menos idílica, más cruda y real. El que quiera grabar un disco, por ejemplo, debe sacar de su bolsillo, nada de productores ni de mecenas que aparecen en una esquina en busca de talentos. Si es que ya tienes tus temas grabados con el sudor de tu frente, pues ahora a buscar una radio que pueda programarlos. Y allí a encomendarse a todos los santos, porque siempre le encontrarán un pretexto para no incluir tus canciones en las listas. 

Si gozas de cierta popularidad, hay que buscar oportunidades para mostrar el talento, nadie te tocará la puerta para contratarte, y ni hablar de la televisión en señal abierta, que solo te ofrecerá unos minutos para dar a conocer tus novedades. Ese es el panorama, en resumidas cuentas, de lo que debe enfrentar alguien que quiere, con su talento al frente, luchar por un nombre en la actividad artística. 

Por eso, quienes viven esa realidad día a día, esa lucha constante de mantenerse en el canto, deberían hacerle menos caso a la dictadura de las redes sociales que quieren señalar por dónde hay que caminar y qué decidir. Susan Ochoa, gran intérprete y ganadora del último Festival de la Canción de Viña del Mar, fue una de las más recientes “víctimas” de los opinólogos de Facebook y Twitter que descalifican su participación en El artista del año so pretexto de que “ya no está para esas competencias”. 

Bueno, dorando la píldora, eso es lo menos fuerte que le escribieron. Lo mismo le dijeron cuando apareció en La Voz Perú y Los Cuatro Finalistas. También le aconsejaban que debía dar un paso al costado. En decisiones personales, la gente debería saber que no hay que meterse. Lo que le parece a uno no le agrada al otro y así será hasta el fin del mundo. Cada quien decide lo que le conviene.

En el caso de Susan, ella es consciente de que vive en un país en el que rápido olvidan todo, hasta las Gaviotas, por eso hay que buscar exposición mediática, ingresos, todo lo que necesita para seguir avanzando en la carrera que eligió a pesar de todo. Antes de criticar, mejor hay que ver primero dónde estamos parados. Es más saludable.