El Poder Judicial acaba de deja sin efecto el acuerdo de colaboración eficaz con el brasileño Jorge Barata, el cabecilla de la banda de bribones y corruptores que operaba desde la empresa Odebrecht, sobornando a autoridades y políticos peruanos a cambio de ganar licitaciones para hacer megaobras de infraestructura, en lo que ha sido la trama de corrupción conocida como Lava Jato, que estalló a fines del 2016 y que hasta ahora solo tiene a un condenado.

A este sinvergüenza, el equipo de fiscales a cargo de Rafael Vela le dio la posibilidad de librarlo de responsabilidad penal y de vender sus propiedades en el Perú para que no sean embargadas, a cambio de confesar a quiénes “aceitó”. Sin embargo, desde hace un tiempo el hombre ha optado por no colaborar, en vista que ya no tiene nada que perder. Sabe que difícilmente el brazo de la justicia lo podrá alcanzar, teniendo en cuenta que Brasil prohibe la extradición de sus ciudadanos.

En otras palabras, el corruptor Barata se ha burlado del “brillante” equipo de fiscales que como he dicho muchas veces en este espacio, ha hecho mucha luz y ha lanzado espectaculares fuegos artificiales, también ha dado abundantes entrevistas y ha realizado escandalosas filtraciones de información reservada a medios, pero que en lo suyo, que es hacer investigaciones eficientes y formular acusaciones con rigor y profesionalismo, ha sido un cero a la izquierda.

Gracias al mal trabajo de los fiscales peruanos, Barata estará feliz en su país, mientras acá los corruptos que recibieron plata siendo autoridades, deben estar muy tranquilos al saber que el sujeto este ya no los podrá acusar. Además, en Brasil el caso Lava Jato se ha caído casi por completo, lo que debilita la acción de la justicia contra los cómplices peruanos. ¿Quién responde por esto? ¿Qué dice el fiscal Vela? ¿Qué justificación da el locuaz José Domingo Pérez? ¿Qué opinan sus escuderos?

El peruano de a pie, ese al que le han metido la mano al bolsillo para sacarle la poca plata que posee, tiene derecho a sentirse indignado, pues no solo le han robado, sino que aquellos fiscales que venían a investigar para acusar y lograr condenas contra los corruptos, han sido un fiasco. Si duda, no han estado a la altura del inmenso reto debido a su ineficiencia, pero sobre todo a lo politizado e ideologizado de sus actos, todo esto con la venia la Junta de Fiscales Supremos, que es la madre de todo el problema.