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Hoy se celebra el Día de las Fuerzas Armadas en el Perú, de nuestros defensores discretos y héroes silenciosos.

Y ojo que no solo son héroes. Hace unos meses, la campaña “Hombres por la Igualdad” no hizo más que dejar el recuerdo de una polémica con mandiles rosados. El hecho cierto es que hoy nuestras Fuerzas Armadas cuentan con mujeres dignas de reconocimiento real.

El año pasado, Lourdes Barriga Abarca y María Dibós Mori fueron las primeras mujeres en ser ascendidas al grado de coronel en el Ejército. En agosto se anunció que por primera vez será una mujer quien represente al Perú en una Misión de Paz de la ONU en el Líbano: la suboficial Lorena Picón Aguirre. Además, hace unas semanas, tres mujeres de la élite de las Fuerzas Armadas partieron hacia Sevilla para seguir un programa de capacitación en medicina de combate en la escuela del SAMU. Fueron escogidas después de un proceso de selección riguroso que incluía tanto a hombres como a mujeres. Ellas son la mayor EP Carol Arias Fajardo, la teniente primero AP Mariel Jaimes Ferreyra y la capitana médico Shaila María Clara Caqui Yanet. Mujeres como ellas son las que yo quiero ver. Porque están ahí, y están logrando grandes cosas.

Aun así, todavía tenemos un largo camino por recorrer para que los peruanos podamos ver un uniforme, independientemente de quien lo vista, con buenos ojos. Para mí, hay pocas personas que inspiran más respeto que quienes están dispuestas a dar su vida por un Perú en paz. Y si te sientes ajeno, piensa que un Perú en paz eres tú comiendo un cebiche con tus amigos. Soy yo escribiendo estas líneas antes de clase. Esa mujer, ese hombre uniformado, yendo a la zona de emergencia a luchar por su país, lo hace por ti y por mí.

Gracias, en nombre de esta tierra de valientes que es el Perú.