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Lamentablemente, la decisión del juez de Huaral Ismael Orozco Huayanay, quien acaba de liberar a 29 acusados de graves delitos como extorsión y robo agravado tras ocho meses de trabajo de la Policía Nacional y del Ministerio Público, no es una novedad en el Perú, donde el Estado se encuentra enfrentado con el propio Estado en la lucha contra el hampa, que debería tener a todos alineados en una misma orilla para hacer frente a los únicos enemigos: los delincuentes.

Lo sucedido en las últimas horas, y que ha motivado la indignación de todos los peruanos, incluyendo al Ministerio del Interior y a la Fiscalía, es una clara muestra de que nada se logrará con más patrulleros, más policías, más investigaciones y sanciones más duras mediante modificaciones legales, si el Estado, esta vez desde el Poder Judicial, se mete autogoles y borra con la mano izquierda todo lo que hizo con la derecha.

No es la primera vez que esto sucede. Este espacio ha sido siempre muy crítico de esos jueces y fiscales que sueltan a hampones pese a que son capturados incluso con las manos en la masa. En las últimas horas se ha producido otro caso similar al de Huaral, que involucra al juez Ángel Mendivil Mamani, quien ha dejado libre a otros 13 detenidos, entre ellos un mayor de la Policía Nacional que fue arrestado en Madre de Dios. El magistrado argumentó “falta de pruebas”.

Irónico que hace pocas semanas el titular del Poder Judicial, Víctor Ticona, haya estado pidiendo en el Congreso casi 3 millones de soles más para su presupuesto de 2017. Si va a contratar a más magistrados que suelten delincuentes y permitan que la ciudadanía esté a merced de estos hampones, que mejor el caballero no reclame nada y se dedique -si tiene la voluntad de hacerlo- a depurar su institución, que desde hace tiempo es desaprobada por los peruanos.

Urge que el presidente Pedro Pablo Kuczynski, como jefe de ese Estado que hoy da palos de ciego y se mete autogoles en la lucha contra el delito, asuma el liderazgo y actúe como el gran conductor que se necesita para poner orden en todo un sistema que requiere caminar como un reloj suizo, para evitar que tengamos más casos como el del juez Orozco Huayanay, a quien habrá que culpar si hay más extorsiones y asesinatos por venganza, como los que advierte el ministro Carlos Basombrío.

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