Lo que tenía que hacer el Congreso en la actual legislatura para el adelanto de elecciones, ya lo hizo allanando el camino para unas elecciones generales anticipadas en abril de 2024.

De esta forma comienza a correr el reloj para que las fuerzas políticas organicen el escenario preelectoral del próximo año. Por el lado de la izquierda, su estrategia estará centrada en el sur, epicentro de la mayor votación de Perú Libre en las pasadas elecciones, pero no está claro quién será el candidato que aglutine a estas fuerzas políticas. Con un “outsider” caído en desgracia como fue Pedro Castillo, se podría optar por un “malo conocido que bueno por conocer”, alguien con un liderazgo fuerte. No está claro si Vladimir Cerrón puede zafarse de los impedimentos legales para ser candidato debido a sus condenas, o si Antauro Humala puede transar con las bases que se sintieron traicionadas con su rol, durante el intento de autogolpe de Estado de Pedro Castillo.

El cambio de Constitución polarizará al electorado, más aún si se reactiva la protesta violenta tras las celebraciones navideñas, lo que hará más difícil que los partidos pequeños y pragmáticos puedan alcanzar los escaños que alcanzaron en la legislatura actual. Así mismo en sus filas actualmente no se ofrece un liderazgo notable para las presidenciales.

Por el lado de la derecha, las elecciones a la Alcaldía de Lima demostraron que pueden trabajar en bloque y obtener la victoria, pero la gran pregunta es si podrán alcanzar un acuerdo para obtener un candidato de unidad que tenga más chance que Keiko Fujimori, después de perder tres segundas vueltas. Allí sería provechoso para ellos aprender de la otra esquina. Más vale reinventarse que seguir con la misma partitura que lleva una década.

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