Si alguna vez has escuchado música y la has “visualizado” en colores, paisajes o formas, has experimentado la sinestesia. En resumen, la sinestesia se trata de combinar un sentido con otro de una forma inusual. Algunas personas reconocen esta habilidad espontáneamente y “nacen” con ella. Sin embargo, también se puede (y debería) desarrollar desde la educación. Podemos encontrar ejemplos de sinestesia en formas artísticas, como las danzas y las óperas.

En el primer caso, trasladamos la música a movimientos y en el segundo, una historia a la música y arias.  Estudios desarrollados en el Laboratorio Brogaard ( ), dedicado a la investigación interdisciplinaria de la mente, vienen estudiando cómo la sinestesia puede aumentar considerablemente nuestras habilidades cognitivas, así como la creatividad y memoria. 

Existen dos grandes tipos de sinestesia, una “proyectiva”, donde las personas pueden “ver” literalmente imágenes y otra “asociativa”, en donde algo simplemente cobra sentido en nuestra mente por una nueva e insospechada conexión.  Tienen mecanismos diferentes, la primera tiene que ver con una conexión poco común entre áreas visuales del cerebro, y la otra con conexiones entre la parte superior e inferior del cerebro. 

Enfocar el aprendizaje desde la sinestesia es una gran oportunidad para la integración de las disciplinas. Por ejemplo, lo podemos trabajar promoviendo que los estudiantes creen melodías para expresar un concepto o historia (sin letra), dibujen sus pensamientos con formas abstractas, hagan una danza representando sus conclusiones.

Muchas personas pueden sentir que estos son ejercicios “inútiles”. Sin embargo, todo aquel que haya estudiado alguna disciplina artística con profundidad, sabe que se requiere gran concentración, perseverancia y capacidad de abstracción para lograr cualquiera de estos objetivos. Además de espontaneidad, tolerancia a hacer el “ridículo”, capacidad de reírse de uno mismo y profundidad de análisis. 

Practicar la sinestesia nos ayuda a crear nuevos mecanismos y circuitos de pensamiento, necesarios para una educación que promueva la innovación y creatividad.