El presidente Martín Vizcarra se equivoca al tratar de minimizar el escándalo de la contratación de su impresentable amigo Richard “Swing” Cisneros en el Estado, apelando a las nauseabundas coimas que en años anteriores pagó Odebrecht a autoridades y políticos de todas las tiendas.

No, señor presidente, los delitos de otro no vuelven menos cuestionables los hechos por los que usted será investigado al final de su mandato o antes, si cumple su palabra de someterse a las pesquisas sobre el tristemente célebre, y hasta patético, “caso Swing”.

Esa “contratación de una sola persona, de menor cuantía” como usted la llama, señor presidente, sí es importante porque permitió conocer que no está seguro ni entre las cuatro paredes de su despacho en Palacio de Gobierno y, además, que usted no es tan paladín de la lucha contra la corrupción como se mostraba ante los peruanos,Usted, como presidente, representa al país y es libre de hacer todo tipo de declaraciones, pero no puede exigir que la prensa deje de hacer su trabajo y no vea las tropelías que se cometen dentro de la casa que ocupará hasta el 28 de julio de 2021.