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Jorge Barata, el hombre clave de las delaciones de Odebrecht en Perú, lo contó en marzo de 2018 ante el fiscal José Domingo Pérez: su primera experiencia en Perú como directivo de la empresa se dio a fines de los noventa en el norte, y en Trujillo, donde incluso residió. Barata vivió allí hasta 2001, cuando asumió como superintendente de Odebrecht en Perú. En esa época fue que, según distintas fuentes, conoció a algunos líderes del entonces sólido norte aprista, entre ellos Luis Alva Castro.

No fue el único hombre clave de Odebrecht que tuvo cercanía con Trujillo y el APRA. Raymundo Trindade Serra, otro importante colaborador eficaz, ex relacionista público de la compañía brasileña en la práctica, también vivió y comulgó con políticos y empresarios de La Libertad. El brasileño incluso integró, hasta poco antes de que estalle el caso “Lava Jato”, el directorio del Grupo Empresarial Pro Región La Libertad, que reunía a personajes importantes del sector del comercio y la industria. Uno de los promotores y fundadores de este grupo empresarial es Luis Santa María Calderón, ilustre aprista, alcalde de Trujillo en los ochenta y embajador del Perú en Venezuela en el segundo gobierno de Alan García.

Barata declaró ante los fiscales que la única campaña presidencial que apoyó Odebrecht en el año 2006 fue la del APRA. Y que fue el liberteño Alva Castro quien solicitó y recibió el aporte de campaña, que ascendió a $200,000. En Trujillo, varios apristas dan fe de las buenas migas de Alva Castro con la gente de Odebrecht. De hecho, Raymundo Trindade Serra también fue cercano a él y se conocían muy bien.

Un dato más: la hija de Alva, Julia Alva Parodi, trabajó en Odebrecht entre 2006 y 2012, en el área de gestión humana y responsabilidad social. Tiempos en que el liberteño fue congresista y ministro en el segundo gobierno aprista.