Nuevamente sale a la luz una “joya” de nuestro Congreso. Esta vez se trata de Katy Ugarte (no agrupada), exministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerable del régimen inepto y corrupto de Pedro Castillo, en cuyo despacho se ha venido recortando el sueldo a los trabajares a fin de pagar a periodistas de Cusco, con la finalidad de “levantar su imagen”.

Hace una semana se conoció que empleados de su colega Rosio Torres, de Alianza para el Progreso (APP), tenían que dejar parte de sus sueldos, dinero que era cobrado por un pariente de esta legisladora del partido de César Acuña, uno de los más grandes proveedores de congresistas delincuentes e impresentables.

En el caso de Ugarte, mostrado por Cuarto Poder, los empleados de su despacho entregaban dinero de forma “voluntaria” a un asesor de la legisladora, quien se encargaba de comprar a “periodistas” de moral laxa en la región Cusco para que traten con “cariño” a su jefa elegida por Perú Libre. Todo podrido.

El tema debería pasar a la Comisión de Ética Parlamentaria. Sin embargo, como hemos informado en Correo, este grupo de trabajo sirve de poco o nada, pues en casi dos años solo ha logrado la suspensión de dos congresistas, así que quizá estemos ante un nuevo caso de “otoronguismo” y blindaje.



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