Con el nombramiento de Isabel Soria Reátegui como embajadora del Perú en Noruega, el presidente Pedro Castillo vuelve a pisotear el prestigio y reconocimiento que a lo largo de muchos años ha tenido el Ministerio de Relaciones Exteriores, todo por imponer en dicho cargo a una señora que tiene como único mérito el haber sido coordinadora de la campaña de Perú Libre en Suecia.
Nuestra flamante embajadora solo tiene estudios técnicos en Industria del Vestido y parte de la carrera de Diseño Arquitectónico. También “ostenta” dos visitas a Palacio de Gobierno para visitar a la primera dama, Lilia Paredes, aparte de su rol político en la campaña del lápiz.
No es la primera vez que el gobierno del presidente Castillo trata a Torre Tagle como si fuera su propiedad privada. A inicios de su mandato nombró como canciller al exguerrillero Héctor Béjar y más tarde quiso poner a Richard Rojas, brazo derecho del corrupto Vladimir Cerrón, como embajador en Panamá y Venezuela.
El mandatario debería entender que el Estado no se debe usar ni para saquearlo con los amigos y coterráneos, ni para pagar favores de campaña. En medio de todo esto, ¿dónde está en canciller Landa?