Tengo curiosidad por saber qué escenario está preparado para que ocurra tras la vacancia del presidente Martín Vizcarra. Es decir, desde el momento en que es reemplazado hasta que el 28 de julio del 2021 asuma un nuevo inquilino de Palacio, elecciones de por medio.
Si esta es una lucha política es lógico pensar que el objetivo sea hacerse del poder. Supone pensar también que hay algo que debe hacerse en ese lapso para lo que Vizcarra es un obstáculo. Lo de la lucha contra la corrupción se dice fácil, lo arguye Vizcarra para sostenerse y lo arguyen sus enemigos para sacárselo de encima.
Algo así como la confrontación entre corruptos, alacranes vs alacranes donde ambos se inyectan veneno y mueren.
No hay ganador entre los contendientes, sólo perdedores entre los que miramos el espectáculo. ¿Qué porcentaje de peruanos estará involucrado en estas pugnas entre corruptos? Lo más probable es que no alcance un dígito, será un uno después del punto y varios ceros.
El resto del Perú es un país que trabaja honestamente, que cada día se levanta con fuerza para ganarse la vida, para educar a sus hijos. Somos bastantes millones de peruanos los que nos sobreponemos a esta maldita pandemia mundial, a la escasez económica que es consecuencia de la parálisis laboral para cuidar la salud.
Es una sociedad que está necesitada de aliento, de buenas noticias, de una palmada de entusiasmo, de solidaridad y de ayuda. Tenemos elecciones en seis meses y cambio de gobierno en nueve.
Hay muchas más personas haciendo cosas buenas en este país que esos pocos delincuentes, destruyéndolo. Ser realistas, no esconder la cabeza en un agujero, no equivale a vivir en el clima de un panorama desolador.