El desarrollo de un país se da por muchos factores, uno de ellos es un sistema democrático sólido, con instituciones públicas independientes que desarrollen una labor transparente e imparcial.

En el Perú se cuestiona reiteradamente la injerencia política implementada por gobiernos de turno en los diferentes poderes o aplicando obstáculos para boicotear el trabajo que cumplen.

La solidez de una institución o poder se basa en la independencia para desarrollar sus funciones y para que logren el respeto de la ciudadanía, el mismo que se perdió por nefastas gestiones de personas designadas en estos cargos públicos.

Por ello, viene al caso destacar la labor que cumple y debe cumplir el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) en los comicios generales del 10 de abril.

El JNE, a través de sus jurados especiales, emitió sus primeras resoluciones referidas a la violación de neutralidad electoral cometida por el presidente Ollanta Humala, que debe ser tomada por el Ejecutivo como una observación para no volver a incurrir en estas infracciones y no buscar desacreditarlas.

En la actualidad, dicho órgano electoral fiscaliza la propaganda encubierta que realizan algunos partidos políticos promoviendo a sus candidatos en periodos no permitidos de acuerdo con la Ley General de Elecciones, que dispone hacerlo 60 días antes de la fecha del sufragio. Son dos situaciones actuales que tienen como protagonista al JNE, el mismo que debe continuar con su función independiente e imparcial, amparado en las normas legales que existen para tener comicios libres que consoliden nuestra democracia el 10 de abril.

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