Paren de sufrir
Paren de sufrir

Tres denuncias policiales por presunta violencia doméstica no bastan para declarar la culpabilidad de una persona, pero sí para liquidar la candidatura de quien aspira a convertirse en el próximo alcalde de Lima. Sin embargo, un sector del PPC no quiere verlo así y continúa alentando a Pablo Secada, quien en los últimos días hace noticia no por la originalidad de sus propuestas sino porque se reveló que su actual pareja recurrió en tres oportunidades a la comisaría para dejar constancia de los maltratos recibidos. El último: hace poco más de un mes.

Los esfuerzos de Secada por explicar lo sucedido han provocado más reacciones en contra que efectos positivos. Responsabilizar a su pareja -"ella es 'muñeca brava'", repite una y otra vez- y oír a esta, culpándose de una suerte de arrebato histérico, no han hecho sino sugerir que estamos ante la misma situación de miles de mujeres maltratadas que no solo niegan las agresiones, sino que se culpan por ellas. No afirmo que Secada sea culpable (la intensidad del maltrato -hoy negado por ambos- solo lo conocen él y su pareja), pero su defensa ha sembrado más dudas que certezas.

Y por si fuera poco, el daño también toca a la máxima figura de su partido, aquella que el precandidato debió preservar y no colocar en el centro del disparadero, aún cuando ella misma se inmole con la sonrisa en los labios: la adhesión de Lourdes Flores la perjudica, pues aparece como alguien tolerante ante un caso preocupante. ¿Acaso Lourdes podrá intervenir en futuros debates con la contundencia necesaria aún cuando le recuerden su permisividad frente a un presunto agresor, por el solo hecho de ser su favorito?

Como ocurriera en el caso Cataño, este será otro sambenito que la acompañará por buen tiempo. Por su parte, Secada no ha podido afrontar con coherencia ni aplomo una semana luego de la revelación de "Panorama". ¿Qué le hace creer que sí lo logrará en los meses que restan y que conseguirá imponerse a otros aspirantes dentro de su partido? ¿No entiende que a su prestigio como regidor y economista de fuste, hoy lo antecede -para miles de limeños que no lo conocían- el mote seguramente inmerecido de "pegalón"?

Surgirán nuevos caminos para recuperar el paso y volver a la primera línea política, pero este no parece ser el momento para Pablo Secada. En sus manos está terminar con esta absurda agonía.