Desde hace buen tiempo se demanda al Congreso de la República el debate y discusión de la reforma electoral, que considera una nueva Ley de Partidos Políticos, Ley de Derechos de Participación Ciudadana y Control Ciudadano, Código Electoral y Código Procesal Electoral.

¿El Parlamento verá el asunto en la próxima legislatura o seguirá abstraído en asuntos estériles?

Lamentablemente, por la ausencia de estas normativas legislativas, el sistema político nacional tambalea en sus diferentes niveles, donde los representantes elegidos por voto popular siguen cometiendo ilícitos en su gestión, defraudando la confianza popular y sin ser sancionados.

Es más, la ciudadanía está condenada a ser testigo de nuevos casos de transfuguismo en agrupaciones políticas, fenómeno nocivo y frecuente en los últimos años que solo debilita a los pocos partidos existentes.

Claro ejemplo es el desmembramiento de Gana Perú, que en menos de 30 días sufrió la baja de dos congresistas: Sergio Tejada y Rogelio Canches.

El oficialismo, que llegó al Parlamento con 46 representantes elegidos por ese partido, hoy tiene 33 y en los siguientes días -según se comenta- seguirían ese rumbo otros cuatro legisladores, dejando de ser mayoría.

Es notoria la crisis en el oficialismo, pero la situación es similar en el resto de partidos, reflejando su fragilidad política.

Por ello, el Congreso debe considerar el tema como prioritario, al igual que definir la elección del defensor del Pueblo.

Es hora de que el Legislativo despierte de su letargo.

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