Finalmente se logró la pausa en Tía María, pero parecería que lo que está en pausa es únicamente Lima. En el sur, Ayacucho, Cusco, Puno, Tacna, Moquegua, Apurímac y Huancavelica acordaron ayer parar el 27 y 28 de mayo para pedir que no se haga Tía María.

No importaron los muertos, los heridos ni el pedido de la Sociedad de Minería, que solicitó a un afiliado que tome una pausa en su proyecto, yendo contra toda práctica anterior. No importó el llamado incesante y hasta arriesgado de la gobernadora de Arequipa, Yamila Osorio, quien jugándose en la cancha pidió paz para su tierra y acogió a aquellos pobladores amenazados por los radicales antimineros. No importó que el Congreso llamará al Premier, quien explicó que habría una pausa a pedido de la empresa. No les pareció adecuada la explicación ofrecida por la empresa para suspender labores. No les importó el mensaje presidencial, donde Humala, criticado o no, trató de poner paños fríos a la situación.

Este nuevo paro, convocado por la Conafrep (Coordinadora Nacional de Frentes Regionales del Perú), debería ser rechazado por aquellos líderes que antes estaban del lado de la suspensión de Tía María. Me refiero a Marco Arana y Tierra y Libertad, probablemente el partido más organizado que se opuso a Tía María. Ellos, según repiten, lo que querían era que se revisara el proyecto, lo cual se hará.

El Ejecutivo debe saber quién es quién y aplicar las leyes vigentes, sobre todo aquel artículo olvidado de la Constitución que señala que los recursos naturales son patrimonio de la Nación y que su uso se norma por ley orgánica, obviamente emitida por el Congreso y de cumplimiento obligatorio.