Cierta vez escuché a un coronel PNP amigo el siguiente speech de sobremesa: “Pedro Castillo es un reverendo ignorante y todo lo que quieran, pero también hay dos cosas que debemos reconocerle: es el presidente de la República, impresentable si quieren, y, sobre todo, es un gran pen…denciero, maña que seguramente aprendió durante su paso por el sindicalismo; acuérdense de su histriónica caída a la pista en plena avenida Abancay durante la huelga de maestros de 2017″.  

A ver, vamos por partes y cucharadas. (1) De su precaria defensa intelectual no queda la menor duda, con una tesis de maestría con plagios de yapa. En conclusión, ha dejado por las patas de los caballos (o los burros) a los maestros de escuela rural. (2) Llegó de las ánforas ciertamente, no obstante, jamás encajó en el perfil de mandatario útil para el Perú y, por si fuera poco, cogobernó con la corrupción. Felizmente se disparó a los pies con el frustrado autogolpe y ahora está preso.

(3) Según El Habla Culta de Martha Hildebrandt, pendejada implica “la viveza en el mal sentido” y el profesor chotano quiso pasarse de vivo con el pueblo, contaminándolo con un lenguaje populista mientras sus compinches metían la mano hasta el fondo en el bolsillo del Estado. Pero como no hay mal que dure dos años, un día no muy lejano el castillo se derrumbó y hasta sus descabellados ayayeros salieron corriendo. Un pen…denciero monse, en todo caso.

Pero mucho cuidado porque, bajo el poco raciocinio que exhibe, la venganza se le ha trepado a la cabeza y, como informó ayer El Comercio, los principales azuzadores de las protestas que han apedreado al país se reunieron con él, tanto en Palacio de Gobierno como en la cárcel, seguramente no para rezar.






TAGS RELACIONADOS