En la madrugada del ocho de agosto último, un derrumbe de tierra y piedras en la Costa Verde, en el sector de Magdalena del Mar, encendió las alertas sobre el peligro que implica ese acantilado limeño, tanto para los que están en la parte alta como para quienes circulan por la pista ubicada frente a la playa. El miércoles, otro deslizamiento, esta vez en Barranco, ha confirmado que el asunto es muy delicado y que las autoridades no se pueden quedar de brazos cruzados.

Por suerte, ambos desprendimientos ocurridos con cuatro meses de intervalo no han causado muertos ni heridos que lamentar. No obstante, si estas cosas suceden sin necesidad de un sismo al menos leve, habría que imaginar lo que podría pasar arriba y abajo una vez que se presente el descomunal terremoto de cerca de magnitud 9 que prevén los especialistas. Quizá al borde de mar podrían estar muchos de los miles de muertos que se calculan para ese momento.

Un tema aparte son las construcciones ya levantadas al borde al acantilado, algunas de ellas muy recientes. Y es que mucho se podrá hacer para impedir nuevas edificaciones, pero ¿qué medida tomar con las ya existentes? No es un problema sencillo ni de solución inmediata. Pero lo que se tiene que anteponer ante todo criterio es la preservación de la integridad de las personas. Todas las autoridades deben de apuntar al mismo objetivo.

Lo que no puede haber acá es el muy clásico y peruano “peloteo” entre las autoridades. Una vez sucedido el derrumbe del miércoles, hemos visto al alcalde de Lima, Jorge Muñoz, diciendo que el Poder Ejecutivo no le da recursos y que Defensa Civil aún no acaba un estudio sobre puntos de riesgo. De otro lado, el sector Vivienda y Construcción se ha hecho presente a través del viceministro David Ramos, pero habría que ver si se aterriza en alguna medida concreta.

Tengamos en cuenta que en unas semanas más, y al igual que en todos los veranos, la Costa Verde se verá abarrotada de gente y vehículos, especialmente los sábados y domingos. ¿Qué medida se tomará para evitar que un nuevo desprendimiento afecte a estas personas? Mientras el burgomaestre pide recursos al gobierno central, Indeci hace su estudio y nadie sabe qué hacer con esta papa caliente, ¿cómo se protege la vida de los limeños?

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