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Hay nuevos vientos en El Vaticano. El pasado 21 de diciembre, el papa Francisco se pronunció sobre los abusos sexuales que remecieron a la Iglesia católica. Su mensaje fue contundente: “No se volverá a encubrir o subestimar casos” y “Las iglesias deben reunirse con las víctimas”. Asimismo, resaltó su agradecimiento “a los trabajadores de los medios que han sido honestos y objetivos y que han tratado de desenmascarar a estos lobos y de dar voz a las víctimas”.

Esta última reflexión es clave, pues revela que para Francisco conocer la verdad de los abusos cometidos es el primer paso para reparar a las víctimas, las cuales deben ser el centro de cualquier política institucional. La respuesta frente a las investigaciones debe ser de apertura y solidaridad, mas no de criminalización. No olvidemos que la prensa en diversas partes del mundo ha sido decisiva en revelar abusos sexuales que fueron ocultados por altos mandos de la propia Iglesia. La investigación del Boston Globe es el más claro ejemplo.

Por ello, resulta muy preocupante que monseñor José Antonio Eguren haya denunciado a los periodistas Paola Ugaz y Pedro Salinas, quienes valientemente han investigado al Sodalicio de Vida Cristiana, institución a la que este religioso sigue vinculado. Esta denuncia no solo contradice el mensaje del Papa, sino que constituye una forma de revictimización que desalienta denuncias de otras víctimas y su búsqueda de justicia. El caso de Salinas es aún más delicado, pues ha denunciado ser víctima de dicha organización.

Confío en que las palabras del papa Francisco harán reflexionar a monseñor Eguren. Los nuevos vientos deben llegar a todo el Perú.