La narcopolítica es una realidad en el Perú desde hace muchos años. La criminalidad se ha normalizado en la política: mafias de corrupción, extorsión, tráfico de personas, de terrenos y narcotráfico han desplegado sus tentáculos a todo nivel gubernamental. La organización criminal Perú Libre ha tenido vínculos con casi todos los tipos de criminalidad antes mencionada, sin embargo, se preocupó mucho por limpiarse de algún nexo con el narcotráfico. El vendedor de humo, Jaime Antezana, sirvió para eso en cada elección regional en Junín e inclusive en la nacional del 2021. Sin informar sobre su financiamiento ni sus fuentes, Antezana acusaba a diestra y siniestra a todos los candidatos de ser narcocandidatos, pero jamás a Perú Libre ni a Vladimir Cerrón. Desde el 2014 presentí que este sería uno de los mecanismos distractores de Cerrón y su mafia, pero no había prueba que vincule a Perú Libre con el narcotráfico.

Parecía muy extraño que en las primeras elecciones del distrito de Vizcatán del Ene, Perú Libre haya postulado sin ninguna oposición y Yhonni Arce se haya convertido en el alcalde de esta zona cocalera con el 100% de los votos. Parece que a punta de miedo evitó que otras listas se armen en el distrito que es una zona liberada del narcotráfico en el VRAEM. Sin embargo, no tuvo problemas en desarrollar una campaña con decenas de camionetas pick up en 2017 y hacer lo mismo para el 2018 y 2021.

Hoy, el camarada Yhonni ha sido capturado transportando 37 kilos de cocaína hacia Brasil, confirmando que parte de la dirigencia y militancia de Perú Libre tiene un rol activo en el narcotráfico. La Fiscalía haría bien en convocar a declarar sobre la narcopolítica en Junín a Vladimir Cerrón y su hermano Waldemar Cerrón quienes no solo conocen, sino que confiaron en este sujeto para sus campañas electorales y de respaldo a Pedro Castillo.

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