Petroperú es la empresa estatal más grande del país. También es un modelo de incapacidad, corrupción y copamiento de cargos públicos, que utiliza de manera ineficiente el dinero de todos los peruanos. En el mes de mayo, el MEF tuvo que otorgarle un préstamo de US$ 750 millones debido a la difícil situación financiera que atraviesa. Y solo hace unos días el MEF le entregó otro “salvavidas”, esta vez por US$ 1,000 millones. Ello no cubre todos sus compromisos, por lo que incluso se requerirían al menos US$ 500 millones adicionales en los próximos días. Muchas han sido las críticas al MEF. Probablemente, no tuvo elección, ya que el riesgo era el desabastecimiento de combustible en el país. ¿Pero hay alternativas? Por supuesto que sí. Por un lado, el MEF, con dos sillas en la junta, debería impulsar cambios en su gobierno corporativo y mejoras en su administración. Por otro lado, ya son más de US$ 6,000 millones invertidos en la modernización de la refinería de Talara y no se ha hecho nada por asegurar que sea viable. Tanto el MINEM como el MEF deberían enfocarse en impulsar la exploración y explotación de petróleo, mejorar el marco normativo del sector, así como atender la conflictividad social y los problemas socioambientales del sector. Viendo algunos datos, en el 2021, la inversión total en exploración y explotación de hidrocarburos sumó US$ 313 millones, la mitad de lo registrado en el 2019. La inversión está estancada.

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