Entre el lunes y martes últimos, una prolongada lluvia sobre la región Piura puso en evidencia, una vez más, que nos siguen engañando con el viejo cuento de la reconstrucción, pues tras seis horas de precipitaciones que tampoco pueden considerarse extremas, las aguas volvieron a acumularse en avenidas y calles para impedir la movilización de quienes iban en vehículos o a pie debido a que ni siquiera existen drenes ni desfogues en una ciudad donde casi todos los veranos sucede lo mismo.
Ojo que estas lluvias no tienen nada que ver con el anunciado fenómeno El Niño que, según los expertos, ha perdido intensidad en los últimos meses. Se trata apenas de una precipitación propia de la estación. Sin embargo, las obras que se supone que se han venido haciendo para hacer frente a un evento climático descomunal como se preveía, no han servido de nada. Allí están las imágenes y los testimonios de los afectados que hemos mostrado ayer en las ediciones de Correo Lima y Piura.
Nuevamente se ha visto afectada la zona de El Chilcal, donde ya debería levantarse un monumento o ponerse una placa para recordar a todos los gobiernos nacionales y locales que desde El Niño de 1983 han ofrecido solución a las inundaciones de ese sector de Piura ubicado en una zona baja, pero que al final no han hecho nada ya sea por desidia, incompetencia o corrupción. Hoy los vecinos están pidiendo nuevamente la presencia de las autoridades de Lima para atender sus necesidades que son las mismas de toda la vida.
Desde el llamado Niño Costero de 2017, el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski creó con bombos y platillos la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC). Hubo voluntad política y muchos recursos, pero las obras de poco o nada sirven, algo que quedó demostrado hace un año con el llamado Ciclón Yaku, que dejó en evidencia que había mucho que corregir. Un año después y pese a las advertencias de lo que se podía venir, la situación es la misma.
Ahora, con las inundaciones que se están reportando tras las últimas precipitaciones no solo en El Chilcal, los espejos de agua que están por todos lados se van a convertir en fértiles focos para la aparición de los zancudos trasmisores del dengue, tal como pasó el año pasado especialmente en Piura, en que rompimos récord de muertos por este mal perfectamente previsible. ¿Así desde el gobierno la presidenta Dina Boluarte nos viene a decir que es la “madre” de todos los peruanos?