Escuchamos usualmente a expertos decir (o ministros, inclusive) que el problema en el Perú es que no sabemos gastar, que “plata hay”. Esto no es del todo cierto, me explico. Imaginemos que se realizan las reformas necesarias para gastar mejor en infraestructura pública, ¿estaría preparado el país para financiar la demanda por obras públicas? Ceteris paribus la respuesta es no, pues tendríamos que crecer varios puntos adicionales del PBI para poder cubrirla oportunamente o en su defecto, aumentar la deuda pública.
Para muestra un botón: la red vial del país. Esta red está compuesta por la red vial nacional a cargo del MTC, la red vial departamental a cargo de los gobiernos regionales y municipalidades provinciales, y la red vial vecinal a cargo de los municipios distritales. Al 2023, se tiene que solo el 3% de la red vial vecinal está pavimentada mientras que la red departamental tiene solo el 11% de sus vías pavimentadas frente a un 87% de vías pavimentadas de la red vial nacional.
La hacienda pública asigna presupuesto para la red vial nacional año a año que debe ser gastado con un arreglo institucional ineficiente que siempre devuelve recursos al tesoro. Pero en el caso de la red subnacional que conforman los corredores logísticos para el desarrollo del turismo, la minería y la agroexportación; se tienen reglas con un enfoque netamente presupuestario para financiar el menor número posible de proyectos de infraestructura vial subnacional en el año. Este mecanismo de transferencias a gobiernos locales y regionales creado por el MEF es un “first come, first served” sin visión de desarrollo.
A veces me pregunto si existen los incentivos en jirón Junín para hacer las reformas que necesitamos o si es mejor mantener la narrativa de que la plata nos sobra y que solo se gasta mal.