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A propósito de la fiebre Pokémon GO, qué tal si hacemos un paralelo entre el juego y nuestra realidad. Así, pensemos en los legisladores como pokemones. En el juego hay 151 monstruitos y el Parlamento sumaría 130 pokecongresistas.

Imaginemos, además, que la sede del Congreso es un gimnasio pokémon, donde se enfrentan los equipos. En el mundo pokémon, los equipos son: Instinto (guiado por la confianza y el sentido), Sabiduría (guiado por la serenidad, la sabiduría y el intelecto) y Valor (guiado por la pasión y la fuerza). En el Legislativo, la guerra corre por cuenta de las tres primeras tiendas políticas: Fuerza Popular, Peruanos Por el Kambio y el Frente Amplio. Hagan el match como ustedes prefieran.

Ahora alucinemos al presidente Kuczynski como Ash Ketchup, el protagonista, que para llegar a ser un maestro pokémon debe “jalarse” a todos los pokecongresistas que pueda, al grito de “¡atrápalo ya!”. Sabe que no será una tarea fácil y que tendrá que ir de pokeparada en pokeparada juntando pokebolas y puntos a su favor para poder ganar las batallas por las pokecomisiones y conseguir las pokefacultades.

En el juego, algunos pokemones no evolucionan y son de poca utilidad, pero otros resultan venenosos, voladores, eléctricos, de fuego. Qué duda cabe de que, siguiendo la analogía, el Parlamento también alberga personajes con estos perfiles.

Por lo demás, atrapar pokecongresistas como Becerril y Tubino no debe ser tan gratificante, por más realidad aumentada que refiera.