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Esta vez el Ministerio Público se puso del lado de la razón, la legalidad y la ciudadanía al permitir que el policía Elvis Miranda, quien en enero pasado abatió a un presunto delincuente durante una persecución en Piura, afronte la respectiva investigación en libertad y no en un penal, a donde fue enviado por 26 días. Esta vez el fiscal solicitó comparecencia restringida para el agente, y no arresto preventivo, como sucedió meses atrás.

En medio de una ola de violencia callejera como la que nos golpea a todos los peruanos, no se puede estar mandando a la cárcel a policías por enfrentarse a delincuentes. Se estaría dejando un pésimo precedente. En el caso del sujeto eliminado en Piura a inicios de este año, todo ocurrió mientras el agente se encontraba de servicio y tras un robo en la vía pública. Ahora se temen represalias de allegados al presunto ladrón.

En medio de todo esto, hay que resaltar el apoyo que el suboficial Miranda ha recibido del Ministerio del Interior, que desde un inicio se compró el pleito y cuestionó que ciertos elementos del Ministerio Público hayan pedido el encierro del policía en el penal de Río Seco. Recordemos que en una de las diligencias se aparecieron al menos cinco fiscales, todos para pedir la prisión del custodio, que fue liberado al cabo de tres semanas.

Una gran parte de la estrategia de lucha contra el delito en las calles debe ser asegurar que los policías que ponen el pecho y actúan de acuerdo a ley no terminen enjuiciados, presos o dados de baja. Permitir esto es abrirles el paso a los delincuentes, que sabrán que al frente tienen agentes atados de manos y más preocupados en evitar juicios que en defender a los ciudadanos que todos los días tienen que lidiar con hampones.

Otra parte de la lucha debe ser el trabajar con fiscales y jueces para que nunca más veamos situaciones como la del suboficial Miranda, salvo que los magistrados tengan vínculos con el hampa y estén dejando de lado su misión de aplicar la ley en defensa de los ciudadanos. Este policía afrontará su investigación en su casa y trabajando, como debió ser desde un principio. Nadie lo está exculpando, pero no se puede permitir que siga en la cárcel, al menos mientras no acabe la investigación.